XI'AN "guerreros de"

XI'AN

guerreros de

A Xi'an se viene a ver los Guerreros de Terracota, y a eso hemos venido nosotros. Este ejercito de 7.000 soldados, arqueros, generales, caballos y carros de terracota debía proteger al emperador en la otra vida. En ésta están expuestos en grandes naves dónde uno puede admirarlos en su conjunto (porqué no te dejan acercarte). Cada uno es diferente al otro, tiene su propia cara, vestimenta y arma. No se sabe muy bien si el emperador buscaba protección contra los espíritus, o si pensaba seguir reinando tras su muerte, la cuestión es que se hizo enterrar junto a este impresionante ejército.

Pero Xi'an también nos reserva otras sorpresas, una en particular que encontramos al girar una esquina y alejarnos de las grandes avenidas que definen Xi'an; el barrio musulmán. De repente aparecemos en una calle pequeña repleta de gente y de puestos de comida, dónde las especies impregnan de olores el ambiente. Aquí y allá reclaman nuestra atención vendedores ambulantes, y las motos nos pasan a rozar del cuerpo. Estamos en casa. Ésta es la Asia conocida, dónde nos sentimos cómodos, lejos de las amenazantes avenidas y los agobiantes centros comerciales de la nueva China. Aquí dónde todo está cerca, nos acordamos de India y Nepal. 

Y, por fin, la comida esta buena. Los pinchos de carne hechos al momento en brasas callejeras, los kebabs y el pollo frito parece que saben mejor aquí, en la calle, con especies. Aquí en la vieja Asia.

Xi'an también esconde otros tesoros, como la Pagoda del Gran Ganso, a la que llegamos a pie después de atravesar la ciudad entera. Muy bonita la pagoda, aunque solo vemos la parte que sobresale de los muros. Decidimos guardar el dinero de la entrada para el bus de vuelta.

Y antes de coger el tren nocturno hacia Shangai (la litera superior es la más barata, solo tiene un problemilla, que hay que ser trapecista para poder subir y contorsionista para poder estar en ella)  dejamos nuestra huella en la pared de un hostel lleno de huellas. 

G&C