miércoles, 29 de febrero de 2012

TAT LO "El descanso sofocante"

TAT LO
"El descanso sofocante"

Después de 24 horas de viaje, una minivan, un tuc-tuc, un sleeping bus, otro tuc-tuc, un bus de línea y un tuc-tuc más, llegamos a Tat Lo destrozados. Tat Lo es un pueblo de una calle de largo y tres guest house de ancho dónde se viene a descansar. Hay pocos turistas y nada de fiesta. Empezamos a ver Laos. Pero, ¡qué calor! La humedad pesa, las moscas no se nos despegan del cuerpo y nuestro bungalow de 2 euros ¡no tiene ventilador! Por suerte el solícito dueño del guest house nos consigue uno, y en un momento clava un clavo en la pared y lo cuelga, por desgracia apenas hace nada. ¡Esto más que una siesta parece la sala de espera del infierno!
-¿Vamos a montar en elefante?
-Claro cariño, lo que tu quieras- extraña manera de pasar el calor, sí, pero llevamos ya unos días dejando lo de los elefantes para más adelante "que será más barato" y esta es la última oportunidad que nos queda.
Hay dos elefantes en el pueblo, y resulta que los dos están enfermos y no pueden caminar. ¡Los dos! Carles intenta no hacer pucheritos pero...


En fin, que en Tat Lo hay otras cosas que hacer como un trekking de 4 horas para ver las 3 cascadas que rodean al pueblo y alguna aldea tribal.

Así que al día siguiente toca calzarse las zapatillas y recorrer un camino muy mal indicado. Seria 1 hora de ir y 1 de volver si no fuera por la de veces que te pierdes. La primera cascada la conocemos, está cerca del guest house, y nos sirve para empezar el trekking fresquitos. A la segunda se llega al poco rato. La tercera es la que esta lejos y mal indicada (sobretodo si te dejas aconsejar por la gente local). Al llegar a la aldea los niños se acercan corriendo.
-Waterfalls?
- Yes, yes.
Y nos hacen de guías no solo hasta la cascada sino hasta el sitio exacto dónde hay que bañarse. Hay que resbalar por la roca a modo de tobogán e ir a parar al agua. Increíble. Más aún si intentando seguir sus pasos resbalas antes de tiempo y caes medio de espaldas en una pose lo más extraña que puedes (Nos pasa a los dos). Y allí en la waterfall pasamos un buen rato jugando con los niños del pueblo, deslizándonos por las rocas, dibujando...














Hasta la hora de irnos, cuando nuestros guías nos devuelven al pueblo y evidentemente nos piden dinero por los servicios prestados.
-¡Pero si tienes 5 años!
Aquí los niños se espabilan rápido.







Al día siguiente decidimos que el calor de Tat Lo es demasiado para nosotros y volvemos a Pakse para coger el autobús a las 4.000 islas. Pero al llegar a Pakse estamos hartos de tanto viaje, de echarnos la mochila a la espalda cada dos días y subir a un autobús. Decidimos parar. Y buscar un hotel, sí, sí HOTEL, nada de guest house, ni hostels, un HOTEL con habitación privada y baño en la habitación, con agua caliente, nevera y hasta televisión! Y decidimos pasar, de nuevo, de las 4.000 islas e irnos ya a Bangkok! Dónde hemos quedado con Marta&Ramon (Adondeiremosaprar.com), la prima de Gemma. Bangkok es el punto de partida hacia las playas paradisiacas del sur!! ¡Ya falta poco!


G&C

sábado, 25 de febrero de 2012

LUANG PRABANG y VANG VIENG "Explorando el norte con Paco y Julián"


LUANG PRABANG y VANG VIENG
Explorando el norte con Paco y Julián

Llegar a Luang Prabang desde Pai no es fácil ni rápido. Salimos de Pai con una minivan que nos lleva hasta la frontera de Laos. Hacernos la visa nos cuesta un par de horas y una desesperación. Cruzamos la frontera en barco, en 5 minutos estamos en Laos y luego un slowboat nos lleva hasta Luang Prabang en 2 días de viaje.


El primer día en el slowboat se hace eterno, pasadas las primeras horas cuando navegar el Mekong aún parece algo increíble, ya no sabemos qué hacer. Por suerte conocemos a Paco y Julián, cordobés el primero y porteño el segundo, y residentes los dos en Amsterdam. Paco es el DJ andaluz más joven de la historia, con 12 años estaba pinchando en una discoteca con 1500 personas (suponemos que también lo es de toda España, aunque quizá hubiera uno de 11 años en alguna parte) y Julián pone caras, llegaron a echarlo de un trabajo por poner caras. Así que juntos hacen una increíble pareja cómica.
Paco: Julián quillo, ¿tienes tu la llave de la habitación?
Y Julián se levanta de un salto, se palpa los bolsillos, pone cara de susto.
Paco: Julián no me jodas…
Y Julián sale corriendo hacia la habitación, esta cerrada. Se dirige al señor del guest house, le dice que se han dejado la llave dentro y éste saca una bolsa llena hasta los topes de llaves y empieza a probarlas una a una. Y mientras Julián vuelve a la mesa.
Julián: ¿Seguro que no la tenés vos?
Paco: Yo no quillo, yo te las he dado a ti.
Y Julián rebusca por el suelo, por la mesa y finalmente las encuentra justo enfrente de Paco.
La historia se repite unas horas después y cada cierto tiempo.

 Paco: En verdad nunca hemos perdido nada.
Julián: Solo la cartera, los pasaportes, unas chanclas…
Al día siguiente somos los últimos en llegar al barco, parece que no hay sitio para nosotros, pero tranquilos en la parte trasera, o sea en la cocina, hay 5 sillas de plástico. Así que nos toca viajar en la zona VIP. Solo tiene un inconveniente, hay un cubo lleno de agua que abastece el lavabo, y que no puede vaciarse del todo. Así que a Carles le toca currar!


Al final después de un montón de horas llegamos a Luang Prabang. En el muelle hay un señor con un cartel: "Arroyo"
Paco: Mira Julián, uno que se llama como tu.
Julián se ríe y sigue adelante.
Paco: Oye quillo vamos a preguntar.
Julián: Que no, que no,¿cómo voy a ser sho?
Paco: Hombre estas en Laos, no creo que haya muchos Arroyo.

Evidentemente se trata de ellos, tenían la reserva hecha en un hotel y han venido a buscarlos. Y a nosotros nos toca caminar, Luang Prabang es caro pero nosotros no estamos dispuestos a pagar 20 dólares por una habitación. Después de 2 horas con las mochilas a cuestas encontramos una habitación barata, céntrica y con baño. ¡Ja Luang Parbang, te ganamos!

Luang Prabang es una ciudad bonita, de influencia portuguesa. Pero nosotros preferimos irnos a las cascadas. Arreglamos el precio con un tuc-tuc y para que nos salga más barato invitamos a todo el que pasa a compartir tuc-tuc. Así conocemos a Julia, una alemana que viaja sola y que será nuestra amiga lo que queda del día.



Las cascadas nos dejan boquiabiertos. Son de aguas turquesas. Preciosas, aunque el agua esta congelada. Pasamos el día en ellas.















La señora no venia con nosotros, pero quiso salir en la foto.

Por la noche nos vamos los 5 a cenar al night market. Julia conoce un sitio donde puedes comer tanto como quieras por un precio ridículo. Y sin saber muy bien cómo acabamos la noche en una bolera, hablando con un alemán que lleva falda y toca la gaita…

Al día siguiente nos vamos a Vang Vieng. Solo poner el primer pie en este pueblo ya queremos irnos. Esto es Salou! Guiris borrachos por todas partes, ellos mismos son los camareros y los clientes de los millones de bares que poblan este lugar. La actividad principal de este pueblo es el tubing, tirarse por el río con un flotador enorme e ir parando en cada bar a emborracharse. No queremos ni sacar la cámara de fotos. ¿Para qué? Por suerte hay unas cuevas cerca del pueblo. Y no hay nadie. Exploramos una cueva increíble, al final de la cuál nos damos un baño casi a oscuras. Momentazo! Y en la cueva de al lado hacemos tubing casi solos... 
Y así nos reconciliamos un poquito con Vang Vieng antes de mezclarnos en la noche para celebrar el cumpleaños de Carles con un buen festival al estilo Vang Vieng.

G&C

viernes, 24 de febrero de 2012

PAI "El pueblo hippy"


PAI
El pueblo hippy

Pai es un pueblo situado sobre un valle de cuarzo. Quizá sea esa la razón que llevó a los hippys hasta este pequeño pueblecito de montaña. O quizá sean las cascadas que lo rodean, los paisajes, las termas de aguas calientes… Lo cierto es que ahora de esos primeros hippys quedan más bien pocos, pero todo lo demás sigue ahí para disfrute de los que vamos llegando.

Evidentemente el ambiente sigue siendo algo bohemio y es fácil encontrar personajes pintorescos. Nuestros vecinos son una familia compuesta por un chileno de largas rastas tanto en el pelo como en la barba, de profesión tatuador y de fama considerable, una sueca cantante y un par de niños hijos de muchos mundos. Hasta el tatuador chileno llega mucha gente, entre ellos Edu, un menorquín que viaja sin un duro y que sin duda es el "Autentic traveller" (término acuñado por Carles y Corts hace ya algunos años para describir al auténtico viajero). Edu viaja haciendo autoestop, duerme en las hamacas de los guest house y a la hora de comer se va con un libro a un restaurante, se pone a leer y espera para comerse los restos de los comensales. Tiene un amigo que viaja descalzo, con una manta y con un palo…
Los días en Pai son agradables, alquilamos una moto para recorrer las cascadas y llegar hasta las termas, dónde el agua llega a estar tan caliente que se pueden hervir huevos. Y las noches son moviditas, salimos a tomar algo y acabamos, muchas horas después, alrededor de un fuego con un grupo de amigos.
Y aunque en Pai se está muy bien nuestro viaje sigue. Nos vamos a Laos, ya habrá tiempo de volver a Tailandia.

G&C

miércoles, 22 de febrero de 2012

CHIANG MAI "Templo a templo"

CHIANG MAI
Templo a templo

Llegamos a la estación de Bangkok con tiempo, nuestro tren nocturno a Chiang Mai sale en un rato. Nos sentamos en el suelo de una estación limpia y funcional, muy alejada de las abarrotadas estaciones de India que tan a menudo nos vuelven a la memoria.Y mientras esperamos que el tiempo pase conocemos a unas chicas israelitas y a Alan, un argentino que viaja raro (término acuñado para describir rutas curiosas, para nosotros, carentes de lógica). Llega la hora y nos vamos hacia el andén, y allí nos espera nada más y nada menos que el mismísimo Orient Express. A través de las ventanas vemos lo que debe ser el lujo asiático y por unos segundos nos invade la estúpida esperanza de que ese sea nuestro tren, luego recordamos lo que hemos pagado por el billete.
-Do you speak english?
-Mmmmm... yes...
-Is this our train?- Detrás de unas minúsculas gafas una señora de unos cincuenta y tantos nos mira esperanzada.
-I'm sorry but (obviously) this is not our train- Los ojos detrás de las gafas se entristezen y su marido descruza los dedos, hemos roto sus esperanzas y también las nuestras propias. El Orient Express se va...
 Y a nosotros nos espera... otro tren...


Llegamos a Chiang Mai al mediodía del día siguiente. Alan ha oído que hay un night market que sólo está los domingos. Estupendo hoy es domingo. Así que nos instalamos y nos vamos al mercadillo, aprovechamos para comprar algunas cosas, y disfrutamos de algunas curiosidades locales como la banda que toca en fila, la caseta de los disparos o el policía cantante.
















A la mañana siguiente hemos quedado con Alan, un argentino residente en Buenos Aires que viaja raro y tiene una guía de Tailandia (mmmm... esto me suena...). Su Lonely Planet describe un recorrido a través de todos los templos de la ciudad, así que los vemos todos, o casi todos. El denominador común en todos ellos son las imágenes de buda, dorados, a veces sentados, otras reclinados... En algunos templos hay solo uno, en otros muchísimos.

















Y lo que no habíamos visto hasta ahora:
-¿Por qué hay un monje sentado entre los budas?
-No sé, será el monje... ¿superior?
-No se mueve nada eh el señor.
Los demás monjes están comiendo, uno nos ve y nos hace señas, podemos acercarnos al hombre mayor, dice, y... ¡sacarle fotos!
-¡¡¡Es de cera!!!














Y en la habitación del hostel conocemos a una catalana que nos habla de Pai, un pueblo muy hippy en las montañas, nos dice.
-¿Nos vamos a Pai?
-Vamos.

G&C

viernes, 17 de febrero de 2012

BANGKOK "De sopetón"

BANGKOK
De sopetón

Cae el sol y de entre los tenderetes de camisetas y bisutería, detrás de los carritos de comida y las cabezas de maniquí con rastas, empiezan a aparecer los bares. Hay vendedores ambulantes y nuevos backpackers que llegan con los ojos abiertos y esa media sonrisa. Los bares se van llenando. Los cubos de plástico con cubata empiezan a poblar las mesas. Suena la música más alta. La noche avanza y también la fiesta en Khao San Road. Es nuestra última noche en la calle más popular y turística de Bangkok.

Pero rebobinemos un momento, porqué nosotros deberíamos estar en Laos.
Estamos en Siam Reap, en Camboya, a punto de comprar un billete de autobús a las 4000 islas (Laos) cuando nos damos cuenta de que viajar a Bangkok es mucho más barato; y nos enteramos de que entrando por tierra en Tailandia solo te dan 15 días de visa, eso si, gratis. Resolvemos que la mejor opción será viajar a Bangkok, recorrer el norte de Tailandia en los 15 días que nos ofrece la visa, entrar a Laos, visitar Laos y luego volver a Tailandia para bajar hasta las playas del sur con 15 días más de visa.


Así que llegamos a Bangkok de sopetón, y nos quedamos más de lo previsto. Recorremos la ciudad en autobús visitando todos los templos: El Gran Palace, un conjunto de templos budistas que incluye el Wat Phra Kaw, el Emerald Buddha,  una de las imágenes más famosas de Buda en Tailandia; el Wat Pho, un enorme buda reclinado de 46 metros de largo; y el Wat Traimit, un buda de 5.5 toneladas de sólido oro.



Carles no quiere irse de Bangkok sin haber hecho al menos una clase de Muay Thai, así que durante casi 2 horas un entrenador personal le hace sufrir lanzando patadas y puñetazos


.
Hasta llegar a nuestra última noche en la ciudad, aquí en Khao San Road, viendo como una tailandesa se embala cuando llega el subidón de la canción, como un guiri borracho ha sido engañado para aguantar el cartel de publicidad del bar en el que estamos e intentar reclutar más clientes. Tres chinos han comprado escorpiones en el puesto de los bichos y se graban mientras se los comen. Pasa un jeep de la policía y la gente se sube en él. Khao San Road se desmadra, los que habéis estado por aquí sabéis de lo que hablamos...

G&C