HUE y HOI AN
La maldición del mal tiempo
Llegamos a Hué. Llueve. Hemos llegado antes de lo previsto y los del hotel no han venido a buscarnos todavía. Esperamos un poco. Sigue lloviendo. Al final nos dejamos convencer por un par de conductores de tuc-tuc que piden llevarnos ellos al hotel. Entre los dos reúnen 200 años y 3 dientes. Uno de ellos se sabe una frase en inglés: Happy New Year. El otro la repite como puede: Apiiiiuer. Evidentemente nos llevan al hotel que ellos quieren, que no que a este no, que tenemos una reserva hecha. Y finalmente llegamos. Aún llueve. Y los centenarios desdentados se enfadan porqué les pagamos lo pactado y no más. La habitación es grande, tiene baño y minibar gratis. ¡Perfecto! porqué con la que está cayendo vamos a pasar aquí más horas de lo previsto.
El máximo atractivo de Hué es la Citadella. Algo muy parecido a la Ciudad Prohibida de Beijing, aunque más accesible, no tan abarrotado de turistas y mucho menos cuidado. Conseguimos verla un ratito que amaina. A parte de alguna pequeña caminata buscando un súper (un Bajo un momento a por algo de comer y ahora vuelvo que se convirtió en un me mandan al otro lado de la ciudad a una especie de Corte Ingles donde hay el mayor súper jamás visto, me pierdo para volver y tardo 2 horas mientras tu estás a punto de llamar a la policía, a los bomberos y a la CIA) el resto de los dos días los pasamos poniéndonos al día con el cine que no vimos el tiempo que estuvimos ahorrando para hacer este viaje.
Y de Hué nos vamos a Hoi An. Llegamos que ya ha oscurecido. Esta lloviendo. Aún así, un pequeño pueblecito de costa lleno de farolillos de colores y de lucecitas, de restaurantes bonitos y artesanía nos parece soborno suficiente para alargar nuestra estancia una noche más. ¡Que somos personas! Y las luces de colores nos vuelven locos como a todo hijo de vecino. Y deja de llover.
Además de un bonito pueblo Hoi An tiene playa, y río, y arrozales. ¡Todo muy vietnamita! Pasamos unos días tranquilos antes de dirigirnos por fin a la playa. Mui Ne allá vamos.
La maldición del mal tiempo
Llegamos a Hué. Llueve. Hemos llegado antes de lo previsto y los del hotel no han venido a buscarnos todavía. Esperamos un poco. Sigue lloviendo. Al final nos dejamos convencer por un par de conductores de tuc-tuc que piden llevarnos ellos al hotel. Entre los dos reúnen 200 años y 3 dientes. Uno de ellos se sabe una frase en inglés: Happy New Year. El otro la repite como puede: Apiiiiuer. Evidentemente nos llevan al hotel que ellos quieren, que no que a este no, que tenemos una reserva hecha. Y finalmente llegamos. Aún llueve. Y los centenarios desdentados se enfadan porqué les pagamos lo pactado y no más. La habitación es grande, tiene baño y minibar gratis. ¡Perfecto! porqué con la que está cayendo vamos a pasar aquí más horas de lo previsto.
El máximo atractivo de Hué es la Citadella. Algo muy parecido a la Ciudad Prohibida de Beijing, aunque más accesible, no tan abarrotado de turistas y mucho menos cuidado. Conseguimos verla un ratito que amaina. A parte de alguna pequeña caminata buscando un súper (un Bajo un momento a por algo de comer y ahora vuelvo que se convirtió en un me mandan al otro lado de la ciudad a una especie de Corte Ingles donde hay el mayor súper jamás visto, me pierdo para volver y tardo 2 horas mientras tu estás a punto de llamar a la policía, a los bomberos y a la CIA) el resto de los dos días los pasamos poniéndonos al día con el cine que no vimos el tiempo que estuvimos ahorrando para hacer este viaje.
HOLA BONITOS, LLEVAIS UN CARRERON DE MIEDO.
ResponderEliminarCUANTA CULTURA ASIATICA ESTAIS DIGERIENDO, LA COMIDA ES BUENA, ???
OS HECHAMOS A FALTAR........
NOSOTROS LLEGAMOS DE MALLORCA
OS QUEREMOS
MA .- FRANSIS